A pesar de que el ser humano a veces parece no ser de esa condición, siempre hay alguien dispuesto a demostrarle al resto de su incrédula y abatida especie que no está en lo cierto, que hay una nimiedad de esperanza por minúsucula que sea para seguir creyendo en él.
Es el caso de este filipino que ha revolucionado con su pequeño milagro la vida de todos sus vecinos.
Esa botella de plástico que todos desechamos en el contenedor, de agua corriente y moliente que tantas veces hemos podido tener en nuestras manos sin imaginar cuán gran utilidad se le puede dar.
Vean lo que este hombre ha sido capaz de hacer con una de esas.
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